Brasil, 29 de julio, 2025.
Maestro: Miguel de Nebadon.
Asunto: “Sean espejos de Luz.”
Mensaje recibido por Mauricio Veiga.
Miguel: “Que el amor del Padre y la unidad de los trabajadores del bien estén presentes entre ustedes en todo momento.
A través de este mensaje, queremos agradecerles a ustedes por la luz y perseverancia que emana de vuestros corazones. Y decir que todos los que permanezcan fieles a los designios del Padre, tendrán su lugar reservado en la Tierra Prometida. Esta misma tierra que tanto ha contribuido con vuestra evolución y continúa contribuyendo; y que ha sido una fuente de mucha luz y aprendizaje para incontables espíritus en necesidad de iluminación y expiación por errores del pasado.
Sin embargo, no es suficiente orar para que las bendiciones del Padre caigan sobre ti, si no practicas el amor y la caridad diariamente. El Padre bendice a aquellos que dan de sí mismos y ejemplifican las enseñanzas que han recibido. Cualquiera que no experimente el amor del Padre, y no siga Sus enseñanzas, se rehúsa a regalar las bendiciones que ha recibido. Por lo tanto ¿de qué sirve que el Padre te bendiga si esa bendición no se comparte? ¿Qué egoísmo podría ser tan grande como para no compartir con los demás todas las cosas buenas que se reciben?
¿Qué luz se emitirá desde un corazón que solo la retiene y no la difunde con gran amor y dedicación?
Es necesario, mis hermanos y hermanas, que la luz recibida sea reavivada. Que se refleje, como la luz del sol reflejado en un espejo. Sean espejos de Luz. Sean espejos de amor. Reciban el amor que el Padre emana, y reflejen esa misma luz y ese mismo amor a todos aquellos que se cruzan en vuestro camino. Dondequiera que vayan, irradien luz a lo largo del camino.
Luz es una sonrisa, un abrazo, un gesto de amor, de perdón; un gesto amable de asistencia a un vecino que apenas puede agacharse para recuperar una moneda. Es la posibilidad de darle esa misma moneda a una persona pobre necesitada de pan. Diseminen la luz que reciben del Padre, porque Él los llena de luz en todo momento. No actúen como el cristal que guarda la luz para sí mismo. Actúen como el cristal que recibe y emite la luz, refinada y mejorada. Permitan que sus corazones sean como un cristal de amor, luz y paz; uno que refina y dirige la luz, transmutando en energías positivas. Hagan que la luz brille e ilumine los canales oscuros, los callejones sombríos, húmedos y embrujados. Transmitan paz y amor. Envíen esperanza dondequiera que vayan. Y el Padre los recompensará con más luz, amor y prosperidad. Porque serán recompensados por toda la luz que ofrezcan.
Que las bendiciones del Señor siempre caigan sobre ustedes. Y que estas mismas bendiciones sean reutilizadas para llevar luz a todos aquellos que conozcan a lo largo de vuestro camino.”
Traducido por Silvia Adriana Cohane.
© Grupo de Progreso 11:11.
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