Me pregunto por qué te dije eso.
Desde el escritorio de George Barnard – 3 de marzo de 2009.

En la década de los 70, cuando aún dirigía mi empresa, los Intermedios decidieron que ya había practicado la suficiente sanación con animales y pacientes humanos ocasionales. Ya era tiempo de que hiciera algo de sanación a distancia, y se dedicaron a educarme. Muchas sanaciones seguirían a esta.

El joven Mark Brady era un íntimo amigo de mi familia y de los trabajadores. También era representante de ventas de una empresa con la cual hacíamos muchos negocios. Mark llegaría a mi empresa, haría una línea recta hacia la máquina de café y regresaría a mi oficina con humeantes tazas para ambos, antes de tomar el pedido. Entre visitas, lo llamaba por teléfono a su oficina para pedirle lo que necesitábamos de su compañía.

En una ocasión, después de hacer mis pedidos telefónicos, Mark dijo: ‘Mi abuela, quien tiene sesenta y ocho años y vive en Croydon, tiene una enorme cáncer en su estómago. Su nombre es Agnes y está muy enferma, George.’ Hubo un largo silencio, y luego dijo, ‘¡Vaya! ¡Me pregunto por qué te dije todo eso!’ Mi igualmente extraña respuesta hacia él fue: ‘No te preocupes por eso. Sucede todo el tiempo.’

¡Error! ¡No sucedía todo el tiempo! ¡Todavía no había ocurrido!

De alguna manera, esa respuesta fue suficientemente buena para Mark. Tomé lo sucedido como una instrucción, y durante la meditación de esa noche me encontré en Croydon, a unas 30 millas de distancia, y en compañía del Dr. Mendoza. Estábamos de pie junto a la cama de la señora Brady. Tenía un crecimiento en el vientre del tamaño de un pequeño balón de fútbol. Miré al doctor, pero al parecer no iba a hacer nada.

Así que metí la mano en su vientre y saqué ese crecimiento. Lo aventé hacia afuera de su habitación. En el momento siguiente, el tiempo había cambiado. El tiempo había ‘transcurrido hacia adelante’ durante tres días enteros, y Agnes Brady estaba sentada en la cama, comiendo su cena.

Una semana más tarde, una llamada de Mark confirmó que ‘había ocurrido un milagro’ y que el cáncer de la señora Brady había desaparecido por completo. Mark dijo: ‘En cierta manera me siento obligado a decirte esto. No sé por qué.’

Yo le dije, ‘Está bien, Mark. Está bien. Sucede todo el tiempo.’ Pues bien, al menos desde esa ocasión en adelante, sí siguió sucediendo.

Nota importante:

No hay nada extraño o especial en la sanación de Agnes Brady hace tanto tiempo. Casi cualquier persona viva y creyente es capaz de realizar este ‘pequeño milagro’. Lo que sea que cambien en el ‘Mundo Astral’ tarde o temprano se verá reflejado en este mundo.

Traducido por Perla Téllez Garza.

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“Motiven a vuestros niños a aprender acerca de Dios,
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Ahora enseñen a los mas talentosos a escuchar Sus Palabras –
Soy Atena, quien les ama.”

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