Oregón, USA, 28 de diciembre, 2020
Ajustador del Pensamiento
Asunto: “¡Haz que tus Plegarias Cuenten!”

Mensaje recibido por Anyas

Ajustador del Pensamiento: “Impulsaría tremendamente a tu mundo – en su totalidad, incluyéndote a ti – hacia su estado ideal de Luz y Vida, si sus ciudadanos llevaran una vida de oración sólida; ya que las plegarias auténticas encierran grandes poderes de transformación positiva, si son impulsadas por intenciones bondadosas.

Jesús advirtió a su audiencia a orar en nombre de sus detractores – no en contra de ellos – ya que contamina este acto sagrado. Las peticiones hostiles no son otra cosa que una abominación para el Padre. Ustedes pueden obtener mucha iluminación sobre las oraciones genuinas, reflexionando sobre la sublime calidad de la vida espiritual de Jesús.

Sus invocaciones de todo corazón fueron actos desinteresados de intercesión. Cuando las plegarias son despojadas de los elementos cruciales de amor, empatía o compasión, no son otra cosa que expresiones despreciables de hostilidad. Piden lo imposible de la Divina Deidad. ¿Cómo podría jamás Él reducir el alcance de todo Su omnipresente amor incondicional, para favorecer vuestras ilusiones con deseos negativos, mezquinos e improbables?

Jesús nunca corrió infantilmente al Padre para delatar a sus hermanos planetarios, en un intento equivocado de ganarse Su simpatía, e incitarlo a aplicar un castigo severo sobre sus cabezas, sin el debido proceso.

Rara vez rezaba por sí mismo. Pero sí recurrió a Su Divino Fragmento Morador buscando orientación y fortalecer su resolución. En las fatídicas horas previas a Su arresto, Él estuvo – como es tan comprensible – gravemente oprimido, cargado de peso, y apenado. Él oró: “Padre mío, he venido a este mundo para hacer tu voluntad, y así lo he hecho. Sé que ha llegado la hora de dar esta vida en la carne, y no me resisto a hacerlo, pero quiero saber que es tu voluntad que yo beba esta copa. Envíame la certeza de que te complazco en mi muerte aun como lo hice en mi vida.” [LU 182:3.1]

En la cúspide de su agonía emocional y física, las únicas palabras que Él pronunció fueron: “Padre, perdónalos porque no saben qué están haciendo”. No podría haber intercedido tan misericordiosa y amantemente en favor de sus verdugos si estos pensamientos de devoción afectuosa no hubiesen sido el manantial mismo de su vida de servicio altruista. Las ideas, motivos y anhelos de toda una vida se revelan abiertamente en una crisis. [LU 187:2.4]

¡Hagan que vuestras plegarias cuenten de esa manera!”

Traducido por Silvia Adriana Cohane.

© Grupo de Progreso 11:11.
No importa cuál sea la pregunta, la respuesta siempre es el Amor.

http://1111angels.com